El ausente
Si notaste su ausencia
quizás no debieras preguntarte por qué.
Simplemente es ausente.
Así sin vueltas, ni sentidos ocultos.
El ausente existente, digamos.
Tiene eso, cuando se lo necesita está, por lo que no sería una explicación válidamente aceptable,
decir siempre está ausente. Sólo, es ausente.
No creo tampoco,
sea por nada, particularmente destacable.
Es ausente, evita el ruido.
Aunque, elude dejar huecos.
Más bien, se pliega a su ausencia.
Tampoco, ofrece demasiadas pistas.
Se ausenta como quien respira:
naturalmente.
Por Silvio Verliac
Casa Tomada